miércoles, 10 de septiembre de 2014

El Negro, el Boby y UmbrellaMan

En base a un evento real, vuelvo al mundo de las anécdotas. Espero que no se me aburran, 100% verídico.
Pleno horario laboral y sentimos por la ventana los gritos de una mujer. Nos acercamos y vemos al otro lado de la calle una llamativa incidencia.
Un perro blanco mediano (de aquí en más "el Boby") intentaba explicarle a un enorme pitbull de unos 20 kgs que liberara su oreja izquierda. 



La dueña del Boby gritaba desesperada, el dueño del pitbull trataba de sacarlo y otro transeúnte flotaba alrededor sin saber qué hacer.
Esperé unos 15 segundos, pero el Boby no se zafaba y no se veía solución inminente. Velozmente bajé los 2 pisos de escalera y en la puerta de mi trabajo encontré un pequeño paraguas rosado de mujer. Lo agarré y salí hacia el evento.
Crucé la calle y la cosa seguía igual, el dueño del pitbull gritando "soltalo, Negro, soltalo", el transeúnte seguía sin hacer nada y la dueña del Boby desesperada por la situación.
El "Negro" estaba como poseído, no se movía, pero seguía con la boca cerrada. Simplemente tenía decidido no liberar al otro can.
Y ahí le entré a dar con el mini paraguas femenino, 3, 4, 5 veces en el hocico. Pero no había caso, ni me miraba el bicho.
En el medio del caos a la dueña se le ocurrió sugerirme algo: "¡metele el dedo en...", (indicándome que le hiciera un examen de próstata al "negro") y la verdad preferí no darle el gusto. Ya bastante enojado conmigo debía estar con que le estaba rearmando el hocico, como para que todavía entablara ese contacto íntimo con él.
De pronto cae un chorro de agua sobre el negro y me moja las manos ... giró y veo a un vecino que le tiró ... ¡¡agua fría!!!, ¿quería refrescar al pitbull?! trae agua caliente infeliz!!!
Y le seguí dando, pero me di cuenta que entre los gritos del dueño y que era un ser vivo, realmente no era tan fácil simplemente arrancarle la cabeza de un palazo.
La dueña empezó a tironear con todo del Boby y le tuve que decir que pare. La situación era complicada pero estable. Si seguía tirando, el Boby se iba a quedar como Evander Holyfield (trás su pelea con Mike Tyson)
Y pasaron unos 30 segundos más y el Boby decidió actuar. Con su oreja aún trancada, giró su cabeza y le encajó 4 o 5 mordiscones en el cachete del atacante. Ahí el pitbull pensó, "a los 4 humanos me los banco, pero si ya hice enojar al Boby se me va a complicar"
Y así fue, los perros finalmente se separaron. La mujer insultando al dueño del pitbull y yo ahí paradito con mi paraguas rosado y la agitación que la adrenalina había producido.
Volví a mi trabajo y todos me miraban medio perplejos. De ahí en más soy "Umbrella man", el superheroe callejero 


Tres conclusiones de este evento, que creo son relevantes:

1) Si salís a la calle, lleva unos guantes de latex. Nunca se sabe cuando tengas que utilizar tus manos con algún canino violento.
2) Y esta es en serio, muchas veces vemos películas y nos preguntamos ¿por qué la víctima no golpea violentamente a su atacante? Hoy puedo decirles que no es tan fácil bajar a ese lugar oscuro que es necesario. El pitbull realmente merecía menos miramientos, pero no fue tan fácil.
3) Y finalmente una gran enseñanza que aprendió "el Boby". Podrá haber 3 o 4 personas ayudando, pero si queres que las cosas funcionen: "HACELAS VOS MISMO!!"